La telenovela Victorinos, con su mezcla de suspenso, realismo mágico y drama, promete acaparar la atención de los televidentes que convirtieron producciones que rayan la fantasía, como El clon, en un éxito arrollador.
De acuerdo con la profecía, algún día en el futuro, cuando los tres hombres que comparten el mismo nombre, Victorino, coincidan en el mismo lugar, uno de ellos morirá.
¿Quién sucumbirá, de acuerdo con el negro augurio: el Victorino humilde, al que la vida la cerró todas las puertas; el minusválido, dominado por la sed de venganza, o el poderoso y adinerado, que sabe el precio de todo y el valor de nada?
La producción de Telemundo, que se estrena mañana a las 10 p.m., está basada en la novela Cuando quiero llorar no lloro, del venezolano Miguel Otero Silva, y fue adaptada por Gustavo Bolívar, escritor de la exitosa Sin senos no hay paraíso.
La trama gira alrededor de tres hombres que nacen el mismo día, a la misma hora y en el mismo país y son, profética o coincidentalmente, bautizados con el mismo nombre.
Los tres Victorinos son interpretados por los actores mexicanos Mauricio Ochmann y Arap Bethke, y el ecuatoriano Roberto Manrique, quienes compartieron su visión muy personal de esta producción.
''El mensaje más poderoso es que por mucho que luchemos en la vida, uno siempre se va a encontrar con su destino, porque está predestinado'', señaló Bethke, que interpreta al adinerado. Manrique, por su parte, es el Victorino que busca la justicia, y ve la novela como una invitación a reflexionar: ``Creo que no nos pueden decir cómo van a ser las cosas en la vida, pero sí nos pueden invitar a reflexionar al respecto. Yo he llegado a la conclusión de que podemos trazar nuestra meta con claridad''.
Ochmann, el Victorino humilde, tiene, como su personaje, una óptica más arraigada en la realidad social: ``Creo que Victorinos tiene muchos mensajes sobre las diferentes clases sociales, pero que el mensaje primordial es que la gente debe escoger qué tipo de vida quiere llevar''.
Para prepararse para su personaje, los actores también tomaron rumbos diferentes. Roberto Manrique entró al personaje a través de su presencia física. ``Recibí clases de cuerpo actoral, pues por tratarse de un personaje militar, es importante que yo transmita, con mi forma de moverme o de caminar, una actitud militar''.
Fuente: El Nuevo Herald
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